La Federación Internacional de Periodistas denunció que el número de periodistas asesinados en los últimos dos meses en la Franja de Gaza había superado la cantidad de muertos en la guerra de Vietnam, que duró dos décadas; además la cifra es mayor comparada con los 18 periodistas y trabajadores de los medios asesinados hasta ahora en la guerra entre Rusia y Ucrania, según el Comité para la Protección de Periodistas.
Para analizar lo que sucede en Gaza, bastaría con recurrir al trabajo que realizó hace décadas La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denominado “Crímenes sin castigo” que revelan la muerte de 165 periodistas en América Latina en el término de ocho años. A partir de allí se podría evaluar la cantidad de periodistas muertos en Gaza.
En aquella oportunidad la SIP se preguntaba “¿Cómo es posible que maten a uno de nosotros y el resto se quede callado?”. Algo similar sucede hoy, pero lentamente el mundo, a través de organizaciones empezó a tomar postura, a partir de las altas cifras suministrada.
Cabe destacar que en 2023, casi el 75% de los periodistas asesinados en todo el mundo murieron en el conflicto en Gaza y, según estimaciones esa cifra será ampliamente superada éste año.
De acuerdo al recuento del (CPJ), para el 12 de agosto de éste año, al menos 192 periodistas y otros trabajadores de medios de comunicación habían muerto desde que comenzó la guerra en la Franja de Gaza. Lo preocupante es que la mayoría son considerados asesinatos deliberados y otro gran porcentaje están siendo investigados.
Los números son superados día a día por los ataques selectivos llevado a cabo por Israel en procura de silenciar y ocultar los horrores cometidos, no solo contra el periodismo sino también contra mujeres, ancianos y niños.
Fuera de raras visitas guiadas, Israel ha prohibido a los medios internacionales cubrir la guerra que cumple 22 meses en Gaza. Las organizaciones noticiosas dependen en gran medida de los residentes palestinos de Gaza y del ingenio, para mostrar al mundo lo que está sucediendo allí. Israel a menudo cuestiona las afiliaciones y sesgos de los periodistas palestinos, pero no permite la entrada de otros.
Si una periodista que ha cubierto Sarajevo, Ruanda, Irak o Siria dice que nada se compara con Gaza, no es una hipérbole: es un diagnóstico. Gaza no solo es la violencia extrema contra una población encerrada y castigada colectivamente, es también el espejo que nos devuelve la imagen más dolorosa de nuestra época: gobiernos que miran a otro lado, medios que blanquean y una comunidad internacional que ha normalizado lo insoportable. En el medio rostros de niños angustiados, asustados y famélicos piden que paren las bombas, pero Benjamín Netanyahu responde con más horror, el horror iniciado el año pasado por Hamas.
Lo que distingue a Gaza no es solo el horror, sino la impunidad con la que se ejecuta ante el silencio del mundo.
Periodistas de The Washington Post y The Guardian acompañaron recientemente una misión de ayuda jordana y tomaron imágenes de Gaza desde el aire, a pesar de algunas restricciones de Israel. Lorenzo Tondo de The Guardian escribió: “Vista desde el aire, Gaza parece las ruinas de una civilización antigua, sacada a la luz después de siglos de oscuridad”.
“Simplemente te quedas asombrado cuando aparecen historias”, dijo Jane Ferguson, una veterana corresponsal de guerra y fundadora de Noosphere, una plataforma independiente para periodistas. No puede recordar un conflicto que haya sido más difícil de cubrir para los reporteros, y ella ha informado desde Sudán del Sur, Siria y Afganistán.
En el norte de Gaza, los días siniestros se suceden y se parecen, como una película de horror en bucle, mientras la cámara del solitario periodista Mahmud (un nombre ficticio) capta sin descanso las instantáneas de la tragedia: los cadáveres desmembrados, las despedidas, los pasos cansados y sin rumbo de los desplazados, los hogares en ruinas. Este fotoperiodista lleva año y medio sin un día de descanso y sin dejar de transmitir imágenes.
Más de sesenta mil gazatíes, la mayoría mujeres y niños, han perdido la vida en esta guerra, según cálculos, retomados por la ONU. “El ejército israelí justifica sus crímenes contra nosotros, intentando que el mundo nos vea como activistas, como parte del conflicto. Pero no es cierto, somos solo periodistas”, opina Mahmud.
Atacar a periodistas es una flagrante violación de la libertad de prensa y del derecho internacional de los Derechos Humanos. La Unesco otorgó el Premio Mundial a la Libertad de Prensa el 2 de mayo de 2024 a todos los periodistas palestinos que trabajan en Gaza por «su valentía y su compromiso con la libertad de expresión».En 2024 Israel se convirtió en el segundo país con mayor número de periodistas encarcelados, sólo superado por China.
En Gaza los periodistas, al margen de las limitaciones para ejercer e informar al mundo de lo que ocurre en la zona, deben enfrentar a diario lluvia de fuego que quiere perforar la tierra. El dolor en toda parte es igual, las sensaciones idénticas. Primero como un golpe artero, luego como una sensación de abandono y después la nada; es decir periodísticamente todo.