En tiempos en que la redacción del diario el Tribuno era un laboratorio de buenos periodistas, había un personaje muy simpático encargado del archivo y siempre tenía a mano la foto justa para ilustrar la nota elegida. Se llamaba Jaime Quispe y tenía un particular apodo: “Tamalito”, nadie sabía porque, tal vez otra ocurrencia del “Talo” Giménez, especialista en calificar a cada uno de los integrantes de la sección deporte. Debajo de la máquina de escribir tenía un sobre para los privilegiados que podían acceder y un título sugestivo: “Fotos para salir de apuro”. Y allí aparecía la imagen largamente buscada.
Frases para salir de apuro, consiste precisamente en zafar de la situación, pero la mayoría de las veces sale siempre al revés. En los últimos tiempos aparecieron frases de políticos argentinos que equivocaron feo en sus pronósticos. La última, la del ministro Luis Caputo cuando muchos analistas cuestionaban que estaba dejando atrasar de forma notoria el valor del tipo de cambio, el funcionario salió a responder con una chicana que tenía mucho de soberbia.
En julio pasado el dólar minorista se ubicaba en 1.245 para la venta en Banco Nación y el ministro respondió: “Anda y compra campeón”. Pasaron dos meses y los ahorristas que tomaron al pie de la letra y le hicieron caso, tienen mucho para agradecerle a “Toto” Caputo porque con el precio actual por encima del techo de la banda les hizo ganar casi 22%; muy por encima de lo podría ganar con las tasas más altas de cualquier banco.
Volvamos a las frases pocos felices vinculadas con la economía de la historia contemporánea argentina
«Hay que pasar el invierno» (Álvaro Alsogaray, 1959)
El ministro de Economía Álvaro Alsogaray, La Nación, afirmó en un discurso realizado el 29 de junio de 1959: “Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica. Se ha cometido un error en definir a este programa como un programa de austeridad, dejando que cada uno de los habitantes del país viva como pueda y como quiera […]. Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: ‘Hay que pasar el invierno». Todo dicho.
«La inflación está muerta» (Christian Zimmermann, 1980)
Desafortunado pronóstico del entonces vicepresidente del Banco Central. Lo que vino después fue una inflación galopante con la que tuvo que lidiar Raúl Alfonsín durante todo su mandato.
La inflación, lamentablemente, nunca estuvo muerta en el país, y en el presente sufrimos sus consecuencias cada vez que debemos hacer las compras en el supermercado.
«La gente nunca tuvo más plata que ahora» (Martínez de Hoz, 1980)
Para la época en la cual Martínez de Hoz pronunciaba esta frase, el costo fiscal del 55.1% del tamaño de la economía del país hacia marzo de 1980 propició la falta de pagos y obligó a un gran número de instituciones financieras a confiar pesadamente en la ayuda económica del Banco Central, ante la ola de retiros masivos de depósito. Se liquidaron o fueron sujetas de control estatal más de 70 instituciones.
«El que apuesta al dólar, pierde» (Lorenzo Sigaut, 1981)
Sigaut, ministro de Economía en 1981, pronunció esta frase que tenía como objetivo desalentar maniobras especulativas, pero que pasó a la historia argentina como ejemplo de la poca confiabilidad de las declaraciones de los gobernantes. Pocos días después, dispuso una revaluación del dólar en un 30%, la primera de una serie de devaluaciones durante su función, y los que había comprado dólares, lejos de perder, ganaron mucho dinero.
«Si querés que me baje los pantalones, me los bajo» (Bernardo Grinspun, 1984)
En febrero de 1984 Grinpsun, que era el ministro de Economía, les explicó a los representantes del FMI que la Argentina no podía pagar los intereses de la deuda porque los militares se habían gastado las reservas que quedaban, 1500 millones de dólares, «en armas, corbetas y fragatas».
La más famosa de las anécdotas (que algunos de sus familiares niegan) cuenta que, en el momento más fuerte de una discusión, Grinspun le dijo al catalán Joaquín Ferrán, del FMI: «Si querés que me baje los pantalones, me los bajos». Y acto seguido, le dio la espalda y cumplió, literalmente, con su sugerencia.
«Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo» (Juan Carlos Pugliese, 1988)
El entonces ministro de Economía, Juan Carlos Pugliese, lanzó esta frase en 1988 luego de tratar, infructuosamente, de detener una corrida bancaria.
Bill Clinton, presidente de los EE.UU. entre 1993 y 2001, tenía una cartel en su escritorio que decía: «It´s the economy, stupid», que tiene mucho que ver con la frase citada.
«Si el mercado quiere dólares, le vamos a dar con el látigo» (José Luis Machinea, 1989)
¿Fue Machinea, quien era presidente del Banco Central en 1989, un visionario de la política de cambios del actual gobierno? Lo cierto es que, adelantado o no, lo que vino luego del momento de pronunciar esta frase, hacia fines de los años 80, fue más devaluación e hiperinflación: el látigo no asustó al mercado por aquel entonces.
«El que depositó pesos, recibirá pesos. El que depositó dólares, recibirá dólares» (Eduardo Duhalde, 2002)
Frase del entonces presidente de la Nación, que fue incumplida impunemente. Los que depositaron dólares, recibieron pesos a un tipo de cambio que era inferior al que el mercado convalidó en su momento, y perdieron mucho dinero.
A la luz de los ejemplos y por el avance de la cuestión económica, el reclamo por mejorar la situación de los jubilados, otra vez quedó en el olvido. Y, dentro de poco hasta las marchas de los miércoles se irá apagando ante la falta de apoyo.