Argentina es un país cambiante y el escenario se modifica a cada instante y lo que sucedió hace una semana ya fue superado por nuevos acontecimientos. Ocurre con la política y también con el dólar, hoy en el epicentro de una situación grave y preocupante.
La soledad de Alberto Fernández se nota cada vez más, mientras trascienden reuniones, amenazas y una tregua muy endeble. En el tablero las piezas se movieron con efecto devastador. El “Caballo” de las blancas, salió a alertar con los saqueos y sin ninguna sutileza habló de sangre, una palabra que recuerda viejas épocas y lástima la sensibilidad de los argentinos. La antigua Torre, ya no se mueve en línea recta pero siempre haciéndole caso a la “Reina”. Después de mucho tiempo y cuando el reloj apuraba la próxima jugada, Hebe de Bonafini hizo tambalear el tablero, acusando al “Rey” de mentiroso y de prometer más cosas a otros rivales (en este caso el FMI) en desmedro de los pobres y una franja excluyente y olvidada: los jubilados.
Mientras la bandera de la paz sobrevolaba a la distancia, se creía que Alberto Fernández integraría un comando que llevaría a buen puerto la averiada nave, junto a Cristina de Kirchner y Alberto Massa, otros mal pensado aseguraban que a partir de ahora, el presidente iba a ser una figura decorativa con un traje de embajador, dedicado a viajar y a minimizar su presencia.
Comulga con ese razonamiento, la agenda del Mercosur y el viaje, suspendido a última hora a Estados Unidos, sin embargo Alberto entró a habilitar obras insignificantes y arengando que iba a poner el pecho ante cualquier adversidad. Mientras se aceleraban los acontecimientos, nadie sabía dónde estaba Cristina, menos Sergio Massa.
Una nueva encuesta nacional preguntó quién tiene el poder en el oficialismo y el Gobierno. La abrumadora mayoría cree que Cristina Kirchner, la vicepresidenta. Y lo más complejo para Alberto Fernández, el presidente, es que las tendencias se vienen profundizando ante cada medición.
El estudio que refleja esta particular relación es Management & FIT, una de las consultoras más insertadas en el mundo de la política y que hoy tiene entre sus clientes a los gobiernos de Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.
Entre el 27 de junio y el 7 de julio, la firma que dirige la analista Mariel Fornoni hizo un relevamiento nacional de 2.200 casos, con +/- 2,1% de margen de error.
Sólo entre noviembre de 2021 y julio de este año, los que consideran que manda ella aumentaron 7,2 puntos; y lo que aseguran que manda él bajaron 8,9. Así, la brecha llegó a su pico récord, con Cristina en 67,8% y Alberto Fernández en 14%. El resto se reparte entre «otro dirigente» (9%, + 3 desde la última medición) y los «no sabe / no contesta» (9,2%, – 1,9).
Management & FIT viene repitiendo la pregunta desde fines de 2020. En noviembre de ese año, si bien ya prevalecía la vice, lo hacía por una brecha mucho más baja: 48,7% decía que mandaba ella y 33,9% él. Una distancia que no llegaba a 15 puntos. Ahora aumentó a 53,4, más del triple.
¿Qué pasó en el medio? En marzo de 2021, el 52,8% respondió que el poder lo tenía la vice y el 30,6% él; en junio de 2021, pasaron a 53,2% y 28,2%; y en noviembre del mismo año, 60,6% y 22,9% respectivamente.
Los tiempos se aceleran para Alberto y el entorno insiste con una frase más que preocupante, cuando a principio de julio, el presidente en la soledad de la quinta de Olivos había dicho: “Si me siguen jodiendo, renuncio y que se vayan todos a la mierda”.