El mes de junio, una fecha en el calendario llena de recuerdos para los argentinos, muchos dolorosos, como aquel día 14 cuando se produjo la rendición en Malvinas luego de cruentos combates, especialmente en Monte Longdon con batallas que marcaron el final de la guerra con Inglaterra. El conflicto había comenzado el 2 de abril de 1982 con la recuperación de las Islas que fueron usurpadas por el país británico en 1833.

Junio trae a la memoria el recuerdo de Martín Miguel de Guemes, cuya gesta con sus gauchos marcó un hito importante en la lucha de la patria por la Independencia frente a la fuerza usurpadora realista. Después de muchos años la figura del General salteño empieza a ser reconocida y valorada en su justa dimensión. Algo poco común en un país centralista donde los valores se miden de acuerdo a la cercanía al puerto.

El mes también trae a la memoria la figura de Manuel Belgrano, creador de la insignia patria, destacando que el 9 de junio de 1938 se declara el 20 de junio como Día de la Bandera en reconocimiento a su trascendencia.

Belgrano creó la bandera celeste y blanca al calor de la lucha independentista contra el colonialismo español, adoptando un símbolo que los diferenciaba del enemigo en el campo de batalla, el mismo que comenzó a andar la historia como el estandarte de una nueva identidad en la región convertida luego en la Nación Argentina.

El Ejército del Norte, al mando de los Generales Manuel Belgrano y Eustoquio Díaz Vélez, se enfrentó en los campos de Castañares del norte argentino a las tropas españolas del Virreinato del Perú comandadas por el brigadier Juan Pío Tristán. Sucedió el 20 de febrero de 1813, es conocida como la Batalla de Salta y fue un nuevo episodio en la Guerra de Independencia que sirvió para definir los dominios de la región.

La estrategia de Belgrano, a pesar de la diferencia en número, consistió en realizar un movimiento envolvente contra las fuerzas enemigas en la quebrada de Chachapoya y avanzó por la Pampa de Castañares donde atacó a las posiciones realistas por la retaguardia, descendiendo de la zona de altura, proyectándose el combate hacia el cerro San Bernardo y el tagarete del tineo. El general Pio Cristán capituló frente al ejercito patriota y Belgrano demostró ser un legítimo y estratega vencedor.

El conflicto finalizó con la victoria de las Provincias Unidas del Río de la Plata, bloque que ya se había impuesto un año antes en la Batalla de Tucumán. Fue una de las victorias más importantes de la independencia argentina, los realistas se rindieron completamente.

Lo de Güemes fue tan audaz y temerario participando en la mayoría de las instancias decisivas de la independencia argentina. Su epopeya en el Río de la Plata fue uno de los pocos casos de la historia universal en que un barco de guerra fue capturado por una partida de caballería. Historiadores revelan como a capturó a galope de caballo y a punta de espada en pleno Río de la Plata al buque inglés “Justina”, armado con 26 cañones, durante las invasiones inglesas, con sólo 21 años.

Don Martín Miguel de Güemes, al mando de un grupo de jinetes montados con el agua hasta el cuello de los caballos, tomó la fragata de bandera inglesa conocida como «Justina» qué por la bajante de las aguas, había quedado varada en el río. Es hecho inédito en la marina que un buque sea tomado por caballería. Más tarde, Güemes será recordado en la historiografía salteña, como uno de los más lúcidos guerreros de la Independencia, y reconocido héroe de la Nación Argentina».

Lo afirmó Alberdi: «Güemes bajo las órdenes de Liniers pelea en las jornadas de 1806 en Buenos Aires, contra los ingleses y contribuye a arrancar las banderas que decoran hoy los templos de la orgullosa Buenos Aires”. ­

La estrategia utilizada por Güemes y Manuel Belgrano no figura en los libros de guerra, por el contrario, sorprende por la astucia, el valor y la valentía desplegada por valerosos guerreros.

VINCULACION CON LA GESTA DE MALVINAS­

Algunos se preguntarán ¿Y qué tendrá que ver Güemes y Belgrano con Malvinas?­

La gesta Güemesiana contra el usurpador inglés, tuvo sin lugar a dudas su eco en la Gesta de Malvinas. ­

La voz de Güemes resonó en nuestros Halcones que vivaban la Patria mientras atacaban a las fragatas británicas, cuando el amor a la Patria pudo más que la tecnología. Al respecto, dijo en una entrevista el entonces Capitán Pablo Marcos Rafael Carballo: «Eran ataques como los de Güemes. Golpear y desaparecer”. ­ (Por Esteban Tries y Jorge Martín Flores en diario la Prensa el 11.08.20)

El espíritu de Martín Miguel guapeó al lado del Equipo de Combate Güemes, que al mando del teniente primero Esteban (RI 25) junto a la sección de apoyo del Subteniente José Vázquez (RI 12) más los tiradores del Subteniente Reyes (RI 25), no solo dieron alerta del desembarco británico en San Carlos, sino que los enfrentaron derribando 4 helicópteros enemigos y replegándose heroicamente. ¡Eran 44 argentinos contra 2.500 británicos! ­

Así lo dijo el Jefe del Regimiento de Infantería 25, Mohamed Alí Seineldin desde Malvinas: «El Teniente 1º Esteban es un brillantísimo jefe de su unidad. Cuenta con oficiales, suboficiales y soldados brillantes también y han cumplido sinceramente una proeza. Ellos tenían como misión dar la alarma en el lugar. Pero no solamente que han dado la alarma oportuna que permitió que nuestra Fuerza Aérea concurriera al lugar de forma inmediata y destruir los navíos ingleses que destruyó. Sino que aparte de ello, se replegó combatiendo. Destruyendo dos helicópteros que lo vieron caer todos los soldados a tierra. Y averiando seriamente otros dos”. ­

Rematando con estas palabras: «Yo normalmente a mis hombres los entreno en el cariño hacia Dios y hacia la Patria”. ­

Entonces, ¿qué importaba la cantidad cuando en el pecho ardía el amor a Dios y a la Patria de hombres dispuestos a defender con su sangre el suelo amado? ­

Finalmente, el canto patriota de Güemes y de sus Infernales se hizo sentir al lado de nuestro Escuadrón Alacrán formado por los heroicos gendarmes. Uno de ellos, Ramón Gumersindo Acosta, desde las proximidades de Monte Kent, escribía estas líneas a su hijo Diego un 2 de junio de 1982: «Te escribo desde mi posición y te cuento que hace dos días íbamos en un helicóptero y me bombardearon, cayó el helicóptero y se incendió, murieron varios compañeros míos, pero yo me salvé y ahora estamos esperando el ataque final. Yo salvé tres compañeros de entre las llamas. Te cuento para que sepas que tienes un padre del que puedes sentirte orgulloso y quiero que guardes esta carta como un documento por si yo no vuelvo: o si vuelvo para que el día de mañana cuando estemos juntos me la leas en casa. Nosotros no nos entregaremos, pelearemos hasta el final (…) En estos momentos estamos rodeados y será lo que Dios y la Virgen quieran. Recen por nosotros y fuerza hasta la victoria final”. ­

Lágrimas de orgullo habrán corrido de las mejillas celestiales de Don Martín al ver como sus herederos sacrificaban sus vidas por ver libre a la Patria. ­

¡Estos son los herederos de Güemes! ­

EL ATAQUE AL PORTAAVIONES INVENCIBLE

La operación contra el portaaviones insignia de Inglaterra, el Invencible, se lanzó desde la Base Aérea Militar Río Grande (Tierra del Fuego), el 30 de mayo de 1982, a las 12,43 horas, aunque la estrategia final comenzó unos días antes, para limitar el poder de fuego de los aviones Sea Harrier. El portaaviones HMS Invencible, se encontraba en esos momentos a unas doscientas millas náuticas al este de Puerto Argentino. Cabe destacar que el Comando Aéreo Estratégico (CAE) de la Fuerza Aérea Argentina, por medio de una red electrónica distribuida en el planeta, que facilitaba información satelital detectó la posición del portaaviones -casi estática- desde el 28 de mayo.

A partir de allí el Comando Conjunto Argentino planificó entonces el riesgoso y difícil ataque. El 29 de mayo citaron a los jefes de las distintas escuadrillas (se integran con cuatro aviones). Le informan sobre la misión contra el portaaviones. Seguidamente se ofrecen voluntariamente los tenientes Ernesto Ureta y José Daniel Vázquez, quienes designaron a sus numerales: Castillo e Isaac, el más joven.

Dos aviones Súper Etendar de la Aviación Naval con el Capitán de Corbeta Alejandro Francisco y Teniente de Navío Luis Collavino y cuatro cazabombarderos A-4C de la Fuerza Aérea Argentina, tripulados por el Primer Teniente Omar Jesús Castillo, Primer Teniente José Daniel Vázquez, Primer Teniente Ernesto Rubén Ureta y Alférez Gerardo Guillermo Isaac, que se reabastecieron tres veces en pleno vuelo en su marcha hacia el sudeste de las Islas Malvinas. A partir de allí comienzan a descender para cumplir el último tramo, en vuelo rasante de aproximación. Luego del lanzamiento del último Exocet naval argentino, disparado por uno de los Súper Etendar, los pilotos siguen la estela del misil. El otro avión Súper Etendar ejercía las funciones de radar. Estos aviones una vez cumplida su parte del objetivo regresan al continente. Los dos 4-AC (Shyhawk de la izquierda (Castillo y Vázquez) fueron derribados en el ataque, cuando atravesaban la línea del portaaviones que soportará el impacto del Exocet y de varias bombas de 250 kgs, lanzadas por los dos aviadores sobrevivientes de la Fuerza Aérea Argentina (Hoy el Brigadier Ernesto Rubén Ureta y el Comodoro Guillermo Isaac), en una entrevista me revelaron detalle de la operación considerada la más arriesgada después de la Segunda Guerra Mundial.

El mes de junio golpea fuerte en el sentimiento de los argentinos y es el momento de tomar conciencia y brindar reconocimiento a esos héroes, integrantes de una selecta estirpe que no dudo un momento de entregar su vida por la patria.