El festejo fue similar, en la Argentina y en Italia, todos salieron a las calles a expresar una emoción contenida durante tanto tiempo a raíz de la pandemia que -afecta y sigue afectando- al mundo. Aunque existieron diferencias, en Río de Janeiro y en otras partes hubo brasileños que hinchaban por Argentina –efecto Bolsonaro- y como frutilla del postre la foto de Messi y Neymar, sonrientes y felices como si hubieran jugado un “picadito” se instaló en las redes sociales y fue tendencia. En Londres la situación fue totalmente distinta los hinchas ingleses aguardaron a los italianos a la salida del legendario estadio Wembley y lo molieron a piñas y patadas. Es el primer mundo, que le gana al Covid 19, pero en violencia, pierde por goleada.
Argentina campeón de América, después de 28 años; en tanto Italia, debió padecer una sequía de 53 años para consagrarse campeón de la Eurocopa. Dos estilos, a simple vista distintos, pero parecido en el traslado y tratamiento de la pelota. Argentina llegó a la final frente a Brasil al vencer por penales a Colombia, en cambió la “azurra” se consagró campeón, frente a Inglaterra por penales.
Algunos medios hablan del “Maracanazo” en Brasil, recordando aquella victoria uruguaya en la final de la copa del Mundo de 1950, frente al invencible Brasil, jugando como locales. Wembley también tiene su historia, pero nadie esperaba esta sorpresa.
En todas estas postales llamó la atención que en el Maracaná, uno de los que entregó premios fue Gianni Infantino, actual titular de la FIFA, mientras que solo a 16 horas de distancia, en Inglaterra se jugaba otra final, entre los locales y los bravos italianos.
Un partido en el que se enfrentan Argentina y Brasil genera mucha expectativa. Si además chocan Lionel Messi y Neymar, más aún. Y si ese encuentro es en la final de la Copa América, el combo está completo. El mundo fútbol miró hacia Río de Janeiro y para dar más realce a este juego llegó para presenciarlo el mismísimo presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Llamó la atención que el máximo dirigente del fútbol mundial estuviera en Maracaná junto a Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol. No porque el partido no lo valiera, pues ya está explicado más arriba el atractivo que generaba, sino porque este domingo a la hora 16, menos de 24 horas después de finalizada la final de la Copa América, se definía la Eurocopa entre Inglaterra e Italia en Londres.
¿No estuvo Infantino en ese encuentro? No hubo confirmación oficial, pero perfectamente podría estar porque el huso horario lo beneficiaría. Hay cuatro horas de diferencia entre Río de Janeiro y Londres. Si saliera a las 12 de la noche en un vuelo chárter, aterrizaría 12 horas después, es decir a las 16 de Inglaterra. Eso le daría cuatro horas de tiempo, pues el encuentro será a las 20 del Reino Unido.
Sinceramente y reconociendo la habilidad del máximo dirigente de FIFA, no es difícil imaginar que estuvo tanteando el terreno para programar una final de finales, entre Argentina y el ganador de la Eurocopa (que resultó Italia) y más teniendo en cuenta que en estos tiempos, por la pandemia, el fútbol debió resignar muchos negocios que genera en tiempos normales.
Diez millones de dólares se lleva el campeón, más cuatro millones cada participantes. Sumando es un montón, pero pensando que hubo un sponsor chino, vinculado a las redes sociales que puso más de cien millones de dólares, el fútbol sigue siendo un rentable negocio.
Inclusive ya se deslizaron posible nombre de las sedes: Miami o Nueva York, aunque no se descartan otras capitales, provistas de lujos, glamour y dólares o también euros.