Estados Unidos con su intervención en la guerra en Oriente encendió la mecha de un polvorín a punto de salirse de control y puso en vilo la paz del mundo. Las guerras empiezan con dos países e inevitablemente, por distintas razones, luego se suman otros.
Argentina con una declaración explícita está alineado con Estados Unidos e Israel.
No debería sorprender a nadie que las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua se hayan alineado con Irán en su conflicto con Israel. Pero que Brasil haya adoptado una postura similar está causando asombro e indignación en las principales democracias occidentales. El gobierno del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, emitió un comunicado el 13 de junio expresando su “firme condena” al ataque israelí contra Irán. La postura brasileña fue diametralmente opuesta a la declaración conjunta de las democracias del G-7, bloque que nuclea a los principales países.
Por otra parte, Brasil mantiene una muy buena relación comercial con Irán caracterizada por la cooperación económica y diplomática. Ambos países han fortalecido sus vínculos a través de representaciones diplomáticas y cooperación en foros internacionales, como la Organización Mundial del Comercio.
Por otra parte, mantienen una balanza comercial productiva, indicando una relación económica activa.
Son detalles, que pueden influir en la medida que el conflicto bélico se agrave.
Dentro de ese hipotético escenario hay que ver como juegan Rusia y China. Por el momento no intervienen y debemos rogar por la paz del mundo que se desactive cualquier posibilidad de utilizar armamento nuclear.

En medio de un conflicto bélico en el Medio Oriente entre Israel e Irán, el cual ya escaló a niveles sin precedentes, Israel se posiciona como una potencia nuclear lista para el contraataque. De acuerdo con datos recientes del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), el Estado hebreo cuenta con 90 bombas nucleares, operativas y listas para ser desplegadas si el conflicto con Irán escala aún más.
En comparación con otros países con arsenal nuclear, como Rusia (5,580), Estados Unidos (5,044) o China (500), la cifra de Israel parece menor. Sin embargo, la potencia destructiva de estas armas y su posible uso en un conflicto directo con Irán podría generar una reacción en cadena sin precedentes, afectando no solo a Medio Oriente, sino a la estabilidad global