Muchas veces la política muestra su lado miserable. Hoy deberían estar en primera línea, Javier Milei y Axel Kicillof, codo a codo, ayudando a la gente de Bahía Blanca que tan mal la está pasando. Según últimos datos el 70% de la población fue afectada por las tremendas inundaciones que provocó una catástrofe sin precedentes con 16 fallecidos y miles de evacuados. El Intendente de la provincia afirmó que reconstruir la infraestructura básica costará aproximadamente 400 mil millones de pesos.  Cabe destacar que en solo un día cayeron cerca de 290 milímetros, un récord para marzo en la zona, comparable a las inundaciones de La Plata (2013) y Santa Fe (2003), según datos de Chequeado.

Más allá de las mezquindades política. Kicillof no se cansa de acusar y responsabilizar al presidente por la situación y la falta de recursos, Javier Milei avanza en su plan de ajuste castigando, en algunos casos y en otras criticando por el despilfarro público que realizan las provincias.

Las tragedias y otros casos que conmocionan a la sociedad producen espasmos en la dirigencia. De golpe, el caso de Kim Gómez, la chiquita asesinada en La Plata, había repuesto el drama de la inseguridad en el primer renglón de la agenda pública, con patéticos cruces entre el Gobierno y las autoridades bonaerenses. Parecía que iba a ser diferente frente al desastre de Bahía Blanca: golpeó de tal modo que las primeras reacciones asomaron como una especie de tregua, traducida en fotos de trabajo conjunto para atender a una ciudad devastada. Pero se notaba la fragilidad de los gestos. Y las tensiones crecieron rápidamente. El fin de ese clima terminó de ser sellado por Cristina Fernández de Kirchner, con una verdadera exhibición de uso político. Lamentable, destacó en una columna el periodista Eduardo Aulicino.

Hábil apostadora en momento de crisis, Cristina salió a defenestrar a Javier Milei. “¡Ay, Milei! Te juro que esperé. Pensé… ‘Seguro que este viaja a Bahía Blanca, porque lo que pasó es apocalíptico”. Y no… Nada. ¡Madre de Dios! ¡Qué desconexión emocional tenés con los que sufren!”, posteó la líder del kirchnerismo en sus redes sociales, donde se diferenció con un repaso sus acciones personales frente a tragedias naturales que golpearon a diferentes localidades durante su gestión como presidenta.

El presidente acusó el recibo y creo un fondo de 200 mil millones para asistir a los damnificados. Y, después de cinco días apareció por el desolador escenario.  El viaje del presidente a Bahía Blanca se había mantenido en el más estricto hermetismo. A las 6.30 de la mañana, partió desde Aeroparque junto a su hermana y la ministra Bullrich. El viaje no se anunció para evitar que su llegada quede en medio de los tironeos políticos. Si bien durante las primeras horas después del temporal hubo coordinación y cooperación entre la administración kirchnerista de Kicillof y la libertaria de Milei, desde el lunes se vienen sucediendo choques y tensiones.

Ajeno a toda polémica esteril, Bahía Blanca enfrenta la crisis más grande de su historia y, sus habitantes, además de multiplicarse para enfrentarse a un poderoso enemigo: el agua, lo están realizando en soledad; además en un escenario caótico aparecen héroes como Rubén Zalazar, el chofer que murió al intentar rescatar a las hermanas Delfina y Pilar Hecker en medio del temporal.

Después de la tragedia la solidaridad no se hizo esperar y distintos sectores de la sociedad lanzaron una urgente campaña para ayudar a los hermanos bahienses. Además empresas y clubes ofrecieron sus instalaciones para recaudad y transportar ayuda a los necesitados. 

Destacadas figuras del deporte también lo hicieron. Manu Ginobili, ídolo del básquet y nacido en Bahía Blanca realizó un video y expresó que la situación es desesperante. Por su parte el cuerpo técnico de la selección argentina y el técnico Leonel Scaloni enviaron un mensaje de aliento a la comunidad de Bahía Blanca tras el devastador temporal que afectó la región.

Franco Colapinto, fue más allá y reclamó una respuesta urgente del Gobierno Nacional ante la catástrofe.  El piloto de Fórmula 1 expresó su preocupación por la crítica situación en Bahía Blanca, donde una tormenta extrema dejó un saldo de muertos y miles de evacuados. A través de sus redes sociales, replicó un mensaje de su exentrenador Lucas Benamo.

Benamo, referente del automovilismo y uno de los primeros entrenadores de Colapinto, publicó en su cuenta de X: «¡Presidente Javier Milei, Bahía Blanca queda en Argentina! ¡Es una tragedia lo que está pasando! ¡Emergencia nacional urgente! ¡Hay muertos! ¡Basta de guerras políticas, trabajen en conjunto con la Provincia! Hospitales devastados, gente que perdió todo, ¿Qué esperan, carajo?». 

En definitiva tenemos que comprender que la actual incapacidad y miseria de la política, es resultado de haber hecho política con la miseria. Y como decía Pepe Sacristan en su recordado monólogo en la película “Solos a la madrugada”: “Estamos maravillosamente desamparados”.