Iquique, cuando más cerca estuvo de Argentina

Durante sus 12 años al frente de la Iglesia Católica, el papa Francisco, totalizó 47 viajes apostólicos por el mundo y visitó 66 países. Sin embargo, desde que se fue al Vaticano para el cónclave que en marzo de 2013 lo consagró como Sumo Pontífice, nunca volvió a Argentina. Por política, coyuntura social y, recientemente, por salud, la visita no pudo concretarse.

Lo más cerca que estuvo de nuestro país fue en Brasil (2013), Bolivia, Paraguay (2015) y Chile 2018 . De hecho, la visita al país trasandino fue noticia por la cantidad de argentinos que cruzaron la cordillera  para estar presentes en algo que no se veía desde la época de Juan Pablo II en 1987.

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Entre el 15 y el 18 de enero de 2018, el papa Francisco hizo su visita apostólica a Chile, recorriendo las ciudades de Santiago, Temuco e Iquique. Fue el segundo viaje de un pontífice al país tras la visita de Juan Pablo II en 1987. Pero, a pesar de la expectativa inicial y las multitudinarias misas y procesiones, el paso de Bergoglio estuvo marcado en Chile por una compleja coyuntura social y eclesial, con una Iglesia local profundamente cuestionada por escándalos de abusos sexuales y un creciente rechazo de la ciudadanía.

Desde su llegada, el Papa enfrentó un ambiente tenso. El caso del obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos del sacerdote Fernando Karadima, generó especial controversia.

La presencia de Barros en actos oficiales y las declaraciones iniciales del Papa, defendiendo al obispo y calificando las acusaciones como «calumnias», provocaron una fuerte indignación tanto en Chile como a nivel internacional.

El Papa abordó este tema de manera indirecta, pidiendo perdón por los errores de la Iglesia, pero algunos sectores criticaron que no fue lo suficientemente explícito.

    Además, su visita a La Araucanía y su mensaje de reconciliación con el pueblo mapuche fueron bien recibidos por muchos, aunque también generaron tensiones debido a los conflictos históricos en la región.

    En resumen, la visita del Papa Francisco a Chile fue un evento de gran relevancia espiritual y social, marcado por mensajes de unidad, esperanza y reconciliación, aunque también enfrentó desafíos y críticas en un contexto complejo.

La agenda del pontífice incluyó encuentros con autoridades, representantes de la sociedad civil y comunidades indígenas. En Santiago, además de misas multitudinaria, compartió una reunión protocolar con la entonces presidenta Michelle Bachelet.

En Temuco, celebró una misa en el aeródromo de Maquehue, un lugar simbólico para el pueblo mapuche, donde abogó por la unidad y el respeto a las diferencias culturales.

En Iquique, ofició una misa en la playa de Lobito, destacando la importancia de la integración y la acogida a los migrantes. 

Muchos salteños aprovecharon la oportunidad y viajaron a Iquique a pesar que los trámites de Migraciones los demoraban por más de dos horas. Por otra parte, en las largas filas los viajeros sufrieron dolores de cabeza, vómitos y falta de oxígeno.

“Bienvenido Francisco. Yo te ofrezco mi casa” con una pegadiza música se recibía al Santo Padre.  

La buena organización se debió a que 500 hombres trabajaron a destajo, cuidando los mínimos detalles en las 38 hectáreas del Campus Lobito para la celebración central. Allí, por cierto, crearon un oasis en pleno desierto. 

Familias y grupos de fieles le pusieron color con danzas típicas y canciones religiosas. En el ambiente se respiraba una sensación de mucha devoción y expectativa. 

Quizá uno de los momentos más emotivos fue cuando Francisco, luego de la misa que congregó a más de cien mil fieles emprendió el regreso en una extensa comitiva que lo acompaño hasta el aeropuerto para emprender su viaje a Lima, Perú.

Por Armando.