Esta nota fue una de las últimas entrevistas realizadas en la revista Dossier Empresario hace varios años y al encontrarla me conmovió profundamente. Sus vivencias y su visión, siempre pensando en Salta deben ser consideradas como ejemplo. No le cambie nada y el reconocimiento a su figura se mantendrá intacto por siempre.
“Favaloro era un hombre simple, sano y honesto”
Cuántos años doctor en la profesión ¿las ganas siguen siendo las mismas?
“Yo llevo en la profesión 65 años. En la provincia me jubilé, como médico, estoy en eso. Yo dejé de operar hace un año, aunque siempre me gustó la cirugía. Los pacientes me siguen buscando, porque saben que siempre voy a estar acá. No puedo recibir órdenes de consultas, pero tampoco quiero plata. Tengo más de 80 años y debo devolver a la gente lo que ella me dio. Mis pacientes saben que si les pasa algo, pueden verme, porque un deber como cristiano es dar, o en este caso devolver lo que me dieron.
¿Cómo empezó a ejercer la medicina?
Me gradué de doctor en medicina en la Universidad de La Plata. Hice mi residencia con el profesor Federico Christmann, uno de los cirujanos más famosos del mundo. Estuvo candidateado para operarlo al primer ministro británico, Winston Churchil, que tenía un problema en las vías biliares, iba a ser uno de los que iban a participar en la intervención. Con él me formé en la parte quirúrgica. Después recibí una beca para ir a España, estuve en el servicio del Dr. Giménez Díaz, en la parte clínica, luego volví a Salta con la residencia cumplida.
¿Allí empezó su historia?
Fui médico en el San Bernardo, recuerdo que en ese tiempo había un profesional para todo el hospital. Teníamos un consultorio externo y contábamos con otro médico, era una especie de complemento que nos ayudaba cuando teníamos que operar, a su vez cuando hacía guardia yo tenía que ayudarlo, pero a mí me gustaba la cirugía de urgencia. Después aumentaron el personal en la medida que crecía la población iban nombrando gente.
¿También se capacitó con otras becas?
En esos tiempos me salió una beca a Denver, Estados Unidos y me fui a Colorado donde estuve un año, pero esa experiencia me marcó bastante en la especialidad. Apenas regresé a Salta se formó un equipo de trauma, que comprendía accidentología, traumatismo, cirugía de urgencia, todas estas cosas, entonces ya el mundo estaba preocupado por esos temas.
Fueron épocas difíciles para la medicina…
Efectivamente…después de la Segunda Guerra Mundial empezó a crearse la especialidad, y bueno me presenté en el Colegio Americano de Cirujanos para participar en el programa Advanced Trauma Life Support (ATLS), destacando que el curso enseñaba cómo evaluar la condición del paciente, resucitarlo y estabilizarlo, llegado el caso determinar si sus necesidades superaban la capacidad de un traslado. También cubría cómo organizar la transferencia interhospitalaria de un paciente garantizando que se proporcione una atención óptima durante todo el proceso. ¿Usted sabe la cantidad de vidas que se salvan?
¿Son técnicas adecuada para tratar un paciente traumatizado?
Así es. Se introdujo por primera vez en los Estados Unidos y en el extranjero en 1980. Sus cursos le proporcionan un método seguro y confiable para el tratamiento inmediato de pacientes lesionados. Un curso de ATLS proporciona un método fácil de recordar para la evaluación y el tratamiento de una víctima de trauma. Producto de accidentes, heridas, caídas, en parte tiene un capítulo de cirugía de guerra, cirugía de salvataje. Allí se formó.
Y en la Argentina ¿De qué manera llegó?
Invitaron a diez cirujanos del país en Haedo, provincia de Buenos Aires, destacando que los instructores eran norteamericanos, chilenos, porque nuestros vecinos estaban un poquito más avanzados que nosotros. Los profesores eligieron dos del país y resulté seleccionado para unas jornadas intensas, prácticamente estuvimos una semana encerrados y una condición fundamental era saber inglés. Después empezamos a viajar por todo el país enseñando la técnica y su importancia para estos casos.
¿Es lo primero que aplican hoy los servicios médicos cuando enfrentan situaciones de emergencia?
Efectivamente. El médico sabe que es lo que tiene que hacer cuando encuentra un enfermo tirado en el camino. Lo primero consiste en saber si podemos mover al enfermo. Usted auxilia a una persona que tuvo un accidente, sin saberlo lo levanta puede provocarle un problema mucho mayor. En esos momentos todo es urgente, es traumático
¿Salta fue pionera?
La provincia empezó a trabajar con mucho entusiasmo. Realizó el primer Congreso Argentino de accidente de carretera con récord de participantes. Usted debe recordar cuando hace muchos años cayó un ómnibus en San Lorenzo y hubo ocho muertos, además de numerosos heridos que fueron trasladados al San Bernardo. Ese día yo operé trece enfermos. Tuve que sacarle el bazo a cuatro, operé en dos consultorios, fueron operaciones simultáneas. Este método salvó muchas vidas, felizmente luego se empezó a emplear en todo el país. El SAMEC fue pionero porque empezó a encontrarse en la provincia la solución de los problemas de emergencia.
¿Tuvo una distinción del American Collegue?
Me nombraron Cherman en la Argentina y para mí fue un orgullo ser el jefe de la cirugía de urgencia en el país, pero antes debí capacitarme bastante, además de rendir un examen completo en Chicago.
¿En esos tiempos usted ocupaba un cargo de la provincia?
Todos mis cargos, lo digo con mucho orgullo, lo conseguí por concurso. Fui jefe de la guardia primero y después jefe del servicio de emergencia, que incluía, guardia, terapia intensiva y quemado.
¿Cómo es esa anécdota con un ministro de la Nación?
Pedro Yañez era salteño y fue ministro de salud de la Nación. Yo era jefe del servicio en la provincia y el Dr. Miguel Ragone, entonces gobernador se enteró de la amistad mía con Yañez y me dijo porque no lo visitas y le conseguí algo para Salta. Eran tiempos bravos y me fui a Buenos Aires con pocas esperanzas, apenas llegué llamé al número que tenía y me atendió una telefonista. Le dije me puede comunicar con el Dr. Yañez y me respondieron ¿Por teléfono? No creo. ‘Soy un amigo personal’, atiné a decirle al modo que le pedía que al menos, me comunique con la secretaria. Se apiadó y me comunicó. ¿Quién habla? Me dijeron fríamente. ‘Habla José Nallar de Salta y quisiera hablar con el ministro. Si usted le dice “esta jocito al teléfono” estoy seguro que me va a atender’. Espere un momento está en una reunión, me contestaron. Al rato viene, yo sentía unos pasos y me dice “Josito”. Eramos muy amigo. ‘Venite ya…’ ‘Estas loco está lleno de policía, como hago para pasar’, contesté . ‘Vos decis cincuenta nomas’. Tomé un taxi en el hotel, llego digo número cincuenta y pasé como bala, decía cincuenta y atravesé varias oficinas. Entré y nos encerramos en un cuarto a recordar todo. La vida nuestra, la época de estudiante porque eramos muy amigo, además nos queríamos mucho. Al final me dijo ¿Que necesitas? Todo, le dije, Salta no tiene nada, no tiene terapia, no tiene quemado y la guardia está desprovista.
¿Y que consiguió?
Llamó a la secretaria y le dijo. Mañana, porque esta noche comemos juntos, el Dr. va a ir al depósito y va a elegir lo que sea necesario, luego lo despacha a Salta. Recuerdo que llenamos como tres camiones con las camas de terapia intensiva, de quemado. En esos tiempos fuimos el primero o el segundo en la Argentina en la curación del quemado, primero estaba el hospital del quemado en Buenos Aires. Después vino la ubicación de la terapia intensiva del departamento de emergencia en el San Bernardo.
¿Y la historia del tomógrafo?
Roberto Romero era gobernador, me llama un día y me dice fíjate cómo podemos hacer con el tomógrafo. Yo tenía un viaje a Chicago pero voy a parar en Washington, por otros temas. Existe una institución allá en dónde ellos ponen las cosas que no utilizan y que la distribuyen por todo el mundo. Me atiende un médico chileno. Me dice ‘ustedes tienen para operar el corazón en Salta’, no le contesté, ¿tienen tomógrafo?, tampoco, le respondí. Para mi sorpresa me dice ¿Quiere uno? Cómo no iba a querer si era todo gratis, solo había que ver quien pagaba el transporte. ‘Usted va a ir con un doctor, lo ve funcionar y si le gusta es suyo’, me anticipa. Me fui y estaba funcionando. Le dije de inmediato que sí.
Luego hubo problemas con la ubicación…
Lo iban a instalar en el hospital Arenales, y le expresé a Roberto Romero como sugerencia, el tomógrafo tiene que estar en el San Bernardo. Se va a usar más en los traumatizados, a los enfermos con cáncer lo podemos traer acá, en cambio al traumatizado no lo podemos llevar allá. Me entendió perfectamente bien. Se inauguró hasta con pista de helicóptero, todavía está. En esos tiempos los enfermos bajaban directamente en el lugar. Salta, nuevamente era cabeza en la región, gracias a la visión de un gobernante como Roberto Romero. Aunque yo desde mi lugar, acompañaba y a los médicos les decía: ‘si no tenes ATLS, aquí no entrás’.
¿Usted lo conoció al Dr. René Favaloro?
Fue un pionero mundial. El fue un maestro, cuando salió Favaloro yo entré al mismo servicio en La Plata. Un día en Chicago salimos a comer unos cuantos argentinos y estaba René Favaloro sentado en el mismo restaurante. Ahí está Favaloro me dijeron, me acerqué y le dije Dr. Favaloro soy José Nallar, de Salta y empezó una hermosa amistad. En Cleveland tiene un monumento. Es un orgullo para los argentinos.
¿Qué recuerda de él?
Nos veíamos mucho. A veces venía a Salta para descansar, no se enteraba nadie. Me visitaba, se sentaba allí dónde está usted y pasábamos horas charlando, después se iba al hotel. Era un hombre afable de una inmensa sencillez. Un domingo estábamos conversando, una hora, dos horas. Es hora de ir a comer le dije, vamos a ir a un lugar especial. Salimos y estaban los changos míos haciendo un asado. Y me dijo ¿y los chicos? Están haciendo un asado. ‘Me quedo con ellos’, me respondió. Se quedó y todos mis hijos lo miraban como se debe hacerlo con un hombre admirable. Un hombre puro, sano y honesto. La falta de criterio del Gobierno de entonces lo llevó a hacer lo que hizo, quizás también la insensibilidad, sin embargo René Favaloro es una gloria de la cirugía argentina.