Para entender el pensamiento ancestral y el odio que Benjamín Netanyahu tiene hacia Palestina habría que remontarse a 1976 cuando un joven Benjamín estudiaba en la tranquila Boston, mientras su hermano mayor lidera la operación Entebbe, una peligrosa misión para rescatar a cien rehenes israelíes secuestrados por un comando de palestinos y terroristas de la Antigua República Democrática Alemana en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, liderada por el temible Idi Amin.
Uganda era un país hostil a Israel y la operación comportaba mucho riesgo. Luego de los primeros comunicados exigiendo la liberación de terroristas, Israel decidió mandar un comando de Sayeret Maktal, la unidad de élite del ejército, con el teniente coronel Yoni Netanyahu al frente. En un alarde de heroicidad, el equipo consiguió rescatar a casi todos los rehenes, pero el hermano de Netanyahu recibió un disparo y murió, a pesar de los cuidados en el avión de regreso.
El entonces primer ministroIsaac Rabin, antiguo jefe del ejército, se opuso a cualquier intento de rescate; temía que su fracaso acabara no solo costando la vida a los rehenes sino también causando la caída de su gobierno. Shimon Peres, su rival dentro del Partido Laborista israelí, no tenía tales temores, y en cambio consideraba que la actitud de Rabin solo servía para alentar más terrorismo. Finalmente, Peres ganó el pulso.
Compuesto por 29 comandos de élite, el equipo de rescate aterrizó en Entebbe en la medianoche del 4 de julio. Ataviados con uniformes del ejército ugandés, emprendieron su camino a la terminal a bordo de un Mercedes negro y dos Land Rover para dar la impresión de ser la escolta de Amin o de algún otro funcionario de alto rango. Cuando dos soldados ugandeses trataron de detenerlos, el teniente coronel Yonatan (Yoni) Netanyahu ordenó a sus hombres que abrieran fuego. Pese a ello, los terroristas no se dieron cuenta de que las tropas israelíes los estaban atacando hasta que fue demasiado tarde para ellos. En total la operación duró poco menos de una hora, y se saldó con la liberación de 103 rehenes. Todos los secuestradores, tres rehenes y cinco soldados ugandeses murieron. Entre los soldados israelíes, solo Netanyahu perdió la vida, e inmediatamente se convirtió en mártir. Se da por hecho que su muerte fue factor determinante en la entrada en política de su hermano y actual primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Miles de israelíes acudieron al funeral de Estado para honrar a Yonatan Netanyahu como un héroe para su país y el padre del clan aprovechó el momento para reivindicar que “si hubiera vivido, no tengo dudas de que hubiera llegado a liderar este país”.
Aquella muerte, que según especialistas “marcó profundamente a Netanyahu”, según el editor jefe de ‘El Orden Mundial’ también “ha sido instrumentalizada para impulsar la idea de que la familia Netanyahu merece liderar el país”.
Netanyahu, hijo de un estudioso de la persecución judía medieval, ha utilizado durante mucho tiempo las tribulaciones del pueblo judío para matizar su retórica política. Y ciertamente no es el primer líder mundial acusado de usar el trauma nacional para promover objetivos políticos.
La guerra en el último año ha reavivado el largo debate sobre la definición de antisemitismo y sobre si cualquier crítica a Israel (desde el asesinato de miles de niños palestinos por parte de su ejército hasta las preguntas sobre el derecho mismo de Israel a existir) equivale a un discurso de odio antijudío.
Hamás en el ataque del 7 de octubre de 2024 mató a aproximadamente 1.200 personas y tomó a 250 como rehenes en el ataque perpetrado al sur de Israel.
Según el Ministerio de Salud de Gaza dijo que al menos 50.021 palestinos han muerto y 113.274 han resultado heridos desde que Israel comenzó a atacar el territorio asediado tras el ataque liderado por el grupo palestino Hamás.
Por otra parte los ataques en la franja de Gaza han provocado una crisis humanitaria de proporciones inimaginables, especialmente cuando está en juego la vida de inocentes víctimas. Distintos organismos, frente a este escenario acusaron a Netanyahu y a su ministro de Defensa de utilizar la hambruna como “método de guerra”, entre otros delitos. Sin embargo la masacre avanza como preludio de bombas y misiles en tierra arrasada.