La historia empezó en Brasil, otro país de América Latina. La fecha el 29 de marzo de 1981 cuando el piloto Carlos Alberto Reutemann protagonizó un quiebre en su carrera, desobedeciendo la orden del equipo Williams para que le cediera la victoria en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 a su compañero de equipo, Alan Jones.

Pasaron casi veinticuatro años y la situación se repitió en el Gran Premio de México con Franco Colapinto quien ignoró la orden de mantener posiciones con el otro piloto de Alpine, Pierre Gasly. 

La diferencia es que Reutemann ya se estaba despidiendo de la Fórmula Uno y Colapinto, con 22 años,  en una lucha desigual para destacarse, está empezando a recorrer el camino iniciado por Juan Manuel Fangio, otro argentino reconocido como un grande del automovilismo mundial. 

En  aquel entonces Lole dijo “no” porque supo que aquella era una de sus últimas chances de ser campeón en la F1. También fue consciente de que su decisión declaró la guerra interna en la escudería inglesa y que eso iba a ser clave en la búsqueda del título en el resto de la temporada.

Aunque la historia de aquel fin de semana empezó a escribirse mucho tiempo antes. En 1979, sir Frank Williams dijo que quería en su equipo a uno de los tres mejores corredores de la categoría y no dudó en buscar a Reutemann, que tuvo una frustrante temporada en Lotus. El santafesino vio en el coche de Williams, el FW 07, un auto para ser campeón mundial. De hecho Jones lo logró en 1980.

Sin embargo, al llegar al equipo, Carlos supo que el piloto número 1 era Jones, quien había estado en la escudería británica desde 1978. Entonces hubo una cláusula en el contrato que indicaba que, si en una carrera Reutemann estaba adelante y Jones detrás, a una diferencia menor a siete segundos, debía dejarlo pasar al australiano.

En la primera fecha de 1981, Reutemann venía ganando en el callejero de Long Beach, en la costa oeste de los Estados Unidos. Aunque por la cláusula de los “siete segundos”, se fue afuera en una chicana y fue superado por Jones. Fue elocuente lo ocurrido, Lole no era de cometer esas fallas que eran propias de un novato. Pero esa fue la última vez que cedió…

El domingo de la carrera amaneció con una fuerte lluvia y el ganador de la pole positions (mejor lugar de largada), el local y favorito Nelson Piquet,  erró con la elección de neumáticos y apostó a que iba a dejar de precipitar y que la pista se secaría. Nada de eso ocurrió y cuando arrancó la competencia la lluvia fue más fuerte, patinó con su Brabham y Lole lo superó.

Reutemann quedó puntero y se alejó adelante. Luego de que Jones dio cuenta de Riccardo Patrese (Arrows) y llegó a estar a cuatro segundos de Carlos, pero nunca estuvo pegado al santafesino, cuyo ritmo en la punta fue demoledor en una pista muy complicada por la constante caída de agua.

Cuando faltaban nueve vueltas para el final apareció la tan temida orden de Williams. Charles Crichton Stuart era un ex piloto inglés. Tomó el cartel sin saber que iba a convertirse en uno de los más recordados en la historia de la F1: “Jones-Reut”. Se lo mostraron durante cinco giros, pero Lole hizo caso omiso. La diferencia con Jones era de cuatro segundos.

Se cumplió con el tiempo máximo estipulado para la carrera y a las dos horas le bajaron la bandera de cuadros a Carlos, que terminó 4,4 segundos por delante de Jones. “Un poco me confundí al final porque creí que faltaba una vuelta más. Seguí como si aún faltara una vuelta más por si acaso”, reconoció Lole. Fue al podio donde solo lo acompañó el tercero, Patrese, ya que Jones se enojó y no fue a descorchar el champán… En este caso el piloto Pierre Gasly, admitió al final de la carrera estar decepcionado por la actitud del piloto argentino.

En Brasil fue un cartel, en México la radio que le indicaba a Colapinto que no supere a Pierre Gasly en la antepenúltima vuelta de la pista de Austin, si no que eran los carteles por la pista del barrio de Jacarepaguá, los que obligaban a Carlos Reutemann a darle prioridad a su compañero. Pero, el espíritu rebelde que inspiró a Colapinto ayer, también animó a «Lole» a vulnerar las reglas. Y aquella desobediencia fue una marca en la historia: un argentino vencedor, un compañero furioso y un acto de rebeldía que resonó en las relaciones de la escudería.

Sin saber que repetiría la historia de su ídolo, Franco Colapintoingresó en el paddock del Autódromo Hermanos Rodríguez de México llevando en su bolso un casco similar al que utilizaba el “Lole” Reutemann, en un gesto de homenaje a su ilustre predecesor. Ese casco, que empleo Franco en esta carrera y en la siguiente, el Gran Premio de Brasil, en Interlagos, donde Reutemann se impuso en 1977 con Ferrari, tiene para Colapinto una carga emocional importante.

El casco de Franco Colapinto presenta el clásico diseño de Carlos Reutemann con los colores azul, blanco y amarillo, y la bandera argentina.

Por Armando.