Despues de ver Inter de Milán 4-Barcelona 3 en tiempo suplementario,  ojalá Gago lo haya visto, aunque es anecdotico porque ya se fue como técnico de Boca, luego de perder el superclasico  con un planteo mezquino y amarrete (jugando con cinco defensores), pero todavía puede aprender de su colega Pippo Inzaghi, un apasionado del fútbol total. Claro que aparte de ser similar al juego desplegado por la «Naranja mecánica» del recordado Johan Cruyff, el once italiano, hace goles y contagia una pasión que, además seduce. Hay que reconocer que el partenaire que tuvo no desentono: el Barcelona que luchó hasta el último minuto. Fueron rivales en un partido elecrizante. Con resultado cambiante que puso en vilo a quienes colmaron el estadio Giuseppe Meazza. Y para darle otro condimento, cuenta la leyenda que cuando el Milán juega de local, el estadio se llama San Siro. Por el contrario, cuando el anfitrión es Inter, se habla de Giuseppe Meazza y ayer fue todo fiesta en el estadio, anticipando lo que vendrá el próximo año cuando cumpla 100 año. Pero eso es para otra nota, ahora volvamos al excelente partido. El Inter empezó ganando 2/0, el Barcelona empató y se puso en ventaja 3/2, pero en tiempo de descuento el Inter lo igualó. En el suplementario el local logró una ventaja tempranera y aguantó hasta el final. Cabe destacar que en apenas 39 minutos del segundo tiempo se convirtieron 5 goles. Para los amantes del fútbol, sin fanaticada fue un partido memorable.



Por Armando.