Dentro de pocos días se cumplirán 12 años de la elección de Jorge Bergoglio como Sumo pontífice de la Iglesia Católica; más precisamente el 13 de marzo de 2013 el papa Francisco dio su primer discurso y dijo: “Hermanos y hermanas: los dejo. Muchas gracias por el recibimiento. Recen por mí. Hasta pronto”. Curiosamente hoy más que nunca, frente al difícil cuadro que enfrenta necesita de una oración del mundo católico para su recuperación.

Al asumir el cargo con el nombre de Francisco, salió al balcón del Vaticano y brindó su primer discurso ante miles de fieles que fueron a la Plaza de San Pedro para ser testigos de ese momento histórico.

El cónclave para definir al sucesor de Benedicto XVI,  quien había renunciado al cargo, comenzó el 12 de marzo de 2013. Ese día hubo una votación y el resultado fue negativo. Lo mismo ocurrió al día siguiente, el miércoles 13 de marzo, con otros 3 escrutinios. Recién en la quinta votación hubo fumata blanca en la Ciudad del Vaticano. El hombre elegido fue Jorge Bergoglio, quien se convirtió así en el primer Papa argentino, americano, jesuita y oriundo del hemisferio sur.

 “Hermanos y hermanas: buenas tardes. Como todos saben, el deber de un cónclave es el de dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo casi al fin del mundo”, dijo con humor y desatando la risa de las miles de personas que presenciaban el histórico evento.

Ha pasado más de una década y hoy el pronóstico sobre el futuro del Santo padre es de carácter reservado. En los últimos días, el obispo de Roma fue internado por un cuadro respiratorio que devino en una neumonía bilateral. En este marco, y sumado a sus problemas de movilidad propios de sus 88 años, la principal duda pasa por la sucesión.

Por el precedente que se creó en 2013 con la dimisión de Benedicto XVI, predecesor del actual líder eclesiástico quien renunció a su pontificadopor razones de salud, el papa Francisco eligió tomar un camino que no se había optado desde el siglo XIII con Pablo VI.  

 Pese a sus problemas médicos, Francisco relativizó la posibilidad de una renuncia inminente. En varias oportunidades, restóimportancia a sus dolencias, como cuando sus persistentes problemas en las rodillas lo obligaron a utilizar una silla de ruedas. “Se gobierna con la cabeza, no con la rodilla”, aseguró en su momento.

En febrero de 2023, en una conversación con jesuitas durante un viaje apostólico a África, el Papa insistió en que “el ministerio del Papa es ad vitam (para toda la vida)” y que la dimisión de un Sumo Pontífice no debe convertirse en una costumbre.

En julio de 2022, en una entrevista con Televisa Univision, Francisco explicó que, si llegara a dimitir, no se llamaría “Papa emérito” como Benedicto XVI, ni vestiría sotana blanca. Tampoco viviría en el Vaticano ni regresaría a su Argentina natal. En cambio, se consideraría un simple “obispo emérito de Roma”.

”Es cierto que el Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa, y que aquí se producen a menudo razonamientos y maniobras cortesanas, pero estos patrones deben abandonarse definitivamente”, señala el papa Francisco en “Vida. Mi historia a través de la Historia”, la autobiografía que se publicó el año pasado y que adelantó  el Corriere della sera.

El diario italiano publicó extractos del libro escrito por el papa, de 88 años, con el vaticanista y su amigo personal Fabio Marchese, en el que repasa su vida, desde su infancia hasta la actualidad, y comenta grandes momentos históricos, desde los bombardeos nucleares en Hiroshima y Nagasaki o el golpe militar en Argentina hasta la pandemia.

Francisco habla de sus abuelos y de que el piamontés, dialecto del norte italiano, fue su “primera lengua materna”, de cómo su familia escapó de un naufragio en el que murieron 300 migrantes a principios del siglo XX o de las películas y canciones italianas que siempre lo han acompañado.

También opina sobre temas como el aborto, los vientres de alquiler o la acogida de los homosexuales en la Iglesia, mientras se refiere a su relación con su antecesor, Benedicto XVI y habla de Diego Maradona, Leo Messi y de su pasión por el fútbol.

Pero también del golpe militar en Argentina, cuando escondió a tres seminaristas, que lo ayudaron “a acoger a otros jóvenes en riesgo como ellos, al menos una veintena en dos años” y de su papel en la liberación de dos jesuitas expulsados por la compañía y secuestrados por el régimen.

”Fue un genocidio generacional”, dice el papa, que añade: “Las acusaciones contra mí han continuado hasta hace poco. Fue la venganza de algunos que sabían cuánto me oponía a esas atrocidades”.

Qué lástima que ese libro no tuvo la difusión necesaria para poder indagar en los rincones ocultos del papa Francisco.

 La santa sede reveló que la infección polimicrobiana se sumó a

“bronquiectsias y bronquitis asmática, que requirieron el uso de terapia con antibióticos cortisona, lo que hace que el tratamiento terapéutico sea más complejo».

Hoy más que nunca y cada vez más fuerte se escucha el clamor

“Recen por mí”.